*Información para conductores.

La alergia cada año afecta a unos ocho millones de conductores en nuestro país, con el riesgo que ello conlleva. Tanto los síntomas en sí como los efectos secundarios de la medicación que utilices para tratar la alergia pueden poner en peligro tu seguridad en la carretera: aprende a evitarlo.

La primavera intensifica las alergias, y entre las más comunes se encuentran la alergia a los ácaros, al polen y gramíneas. Los síntomas son muy variados en cuanto a localización, intensidad y gravedad dependiendo de cada persona, pero los más comunes son: picor en los ojos y en la piel, estornudos, mucosidad, tos, dolores de cabeza, picor en la garganta y silbido en el pecho o dificultades para respirar.

En el tratamiento de estas alergias, normalmente se incluyen unos medicamentos llamados antihistamínicos, que afectan negativamente a las funciones psicomotoras de nuestro cuerpo y nos impiden conducir con total seguridad. Por ejemplo y entre otros efectos peligrosos, se encuentran los problemas para calcular las distancias, la fatiga, el aturdimiento y la dificultad en general de permanecer atento a la carretera y a las circunstancias del tráfico.

Si tienes alergia y te han recetado medicamentos para tratarla, deberás consultar a tu médico si puedes conducir o no bajo sus efectos y valorar con él la posibilidad de utilizar antihistamínicos de nueva generación que no producen somnolencia, como  el astemizol y la tefernadina,  basados en una sustancia llamada desloratadina.

Para evitar riesgos, no olvides llevar limpios los filtros de aire y descansar con más frecuencia tanto durante como antes de emprender un viaje. Además, es mejor si en el coche vas con las ventanillas cerradas y si limpias el coche con fr:ecuencia, sobre todo si tienes mascotas y viajan contigo. Procura no aparcar en zonas húmedas o coger el coche en momentos del día como el atardecer o el amanecer, ya que habrá más concentración de polen.

Fte: motor.mapfre.es